Que 2022 no fue un año bueno para los hogares españoles desde el punto de vista económico no es una noticia que sorprende a nadie. La todavía delicada situación dejada por la pandemia de COVID-19 empeoró drásticamente con el inicio del conflicto ruso-ucraniano, dando lugar a una crisis de suministros de diversos productos. La consecuencia fue un aumento del costo de la vida que no sólo continúa en 2023, sino que no muestra visos de mejorar. Y es que en febrero de 2023, la inflación subyacente, para la que no se consideran ni los combustibles ni los alimentos no elaborados, se aproximó al 8%, alcanzando un valor que no se repetía en España desde la década de 1980.
Por su parte, el constante encarecimiento de actividades tan cotidianas como preparar el desayuno o hacer una tortilla de patata ha generado una notable preocupación entre la población. En concreto, casi el 90% de los residentes del país teme el impacto de la inflación de los alimentos en su capacidad para hacer frente a otros gastos, situándose así tres puntos por encima de la media europea. A fin de cuentas, según un informe publicado por el Banco de España, la comida supone nada menos que una cuarta parta de la cesta del consumo de las familias nacionales, lo que convierte al Estado ibérico en el más expuesto a la subida de los precios de los alimentos de entre las grandes economías de la eurozona.
Pero esta no era la primera vez que se hablaba de una cesta básica desde el Gobierno. La vicepresidente segunda del Gobierno y líder del partido Sumar, Yolanda Díaz, reclamó su creación en septiembre de 2022 y supermercados como Carrefour no dudaron en ponerla en marcha. Eso sí, la versión de la cadena de origen francés no tardó en recibir críticas debido a la falta de productos frescos. Ante este fracaso, el Ejecutivo liderado por Sánchez anunció un nuevo plan: la concesión de un cheque de 200 euros para las familias con rentas anuales por debajo de los 27.000 euros y la entrada en vigor a partir del 1 de enero de 2023 de la supresión o reducción del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) en una serie de productos básicos durante seis meses. Así, el IVA de artículos a los que se les aplicaba el tipo “superreducido” del 4% como el pan, los quesos, las frutas o las verduras desaparece, mientras que en otros como la pasta se reduce del 10% al 5%. Sin embargo, las etiquetas de los supermercados españoles evidencian que su resultado está muy lejos del esperado. De hecho, algunos de los productos que han sufrido un mayor aumento de precios se encuentran precisamente dentro de los alcanzados por esta iniciativa. El aceite de oliva, por ejemplo, era un 32% más caro en marzo de 2023 que durante el mismo mes del 2022, mientras que la leche y las legumbres experimentaron un incremento de alrededor del 30%. Asimismo, los huevos, las harinas y el arroz costaban entre un 22% y un 25% más que hace un año.
Por su parte, el constante encarecimiento de actividades tan cotidianas como preparar el desayuno o hacer una tortilla de patata ha generado una notable preocupación entre la población. En concreto, casi el 90% de los residentes del país teme el impacto de la inflación de los alimentos en su capacidad para hacer frente a otros gastos, situándose así tres puntos por encima de la media europea. A fin de cuentas, según un informe publicado por el Banco de España, la comida supone nada menos que una cuarta parta de la cesta del consumo de las familias nacionales, lo que convierte al Estado ibérico en el más expuesto a la subida de los precios de los alimentos de entre las grandes economías de la eurozona.
Medidas gubernamentales y los productos más caros
Es por ello que no han sido pocas las medidas que se han planteado en el ámbito político para tratar de paliar el efecto de la inflación en las finanzas de los hogares, aunque no todas hayan visto la luz verde. Esto ocurrió con la bonificación del 14,4% sobre el precio de una cesta básica de 20 alimentos para lograr abaratarlos a los niveles que presentaban antes del estallido de la guerra de Ucrania. La propuesta de Unidas Podemos, que también incluía controles semanales a los supermercados, enseguida fue calificada como “poco viable” por miembros de la coalición en el poder como la ministra de Hacienda y, finamente, fue rechazada el 27 de abril de 2023 al obtener sólo el apoyo de Esquerra República (ERC) y Bildu.Pero esta no era la primera vez que se hablaba de una cesta básica desde el Gobierno. La vicepresidente segunda del Gobierno y líder del partido Sumar, Yolanda Díaz, reclamó su creación en septiembre de 2022 y supermercados como Carrefour no dudaron en ponerla en marcha. Eso sí, la versión de la cadena de origen francés no tardó en recibir críticas debido a la falta de productos frescos. Ante este fracaso, el Ejecutivo liderado por Sánchez anunció un nuevo plan: la concesión de un cheque de 200 euros para las familias con rentas anuales por debajo de los 27.000 euros y la entrada en vigor a partir del 1 de enero de 2023 de la supresión o reducción del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) en una serie de productos básicos durante seis meses. Así, el IVA de artículos a los que se les aplicaba el tipo “superreducido” del 4% como el pan, los quesos, las frutas o las verduras desaparece, mientras que en otros como la pasta se reduce del 10% al 5%. Sin embargo, las etiquetas de los supermercados españoles evidencian que su resultado está muy lejos del esperado. De hecho, algunos de los productos que han sufrido un mayor aumento de precios se encuentran precisamente dentro de los alcanzados por esta iniciativa. El aceite de oliva, por ejemplo, era un 32% más caro en marzo de 2023 que durante el mismo mes del 2022, mientras que la leche y las legumbres experimentaron un incremento de alrededor del 30%. Asimismo, los huevos, las harinas y el arroz costaban entre un 22% y un 25% más que hace un año.
